Los prerrafaelistas son un movimiento artístico inglés del siglo XIX. Se originó con la fundación de la Hermandad Prerrafaelita, PRB, por los amigos artistas William Holman Hunt, John Everett Millais y Dante Gabriel Rosetti. El nombre esboza el programa elegido: el modelo fue el arte renacentista italiano anterior a la época del pintor y arquitecto Rafael (1483-1520). La razón era su convicción de que la ingenuidad artística se había perdido y que el omnipresente manierismo no ofrecía posibilidades de desarrollo. Más tarde se incorporaron al grupo artistas como Collinson, Deverell, William Michael Rosetti, Solomon, Stephens y Woolner. En ocasiones, la comunidad publicaba la revista The Germ, más tarde Arte y Poesía. El PRB se disolvió en 1853, y algunos de los artistas se integraron posteriormente en el Hogarth Club. Uno de los objetivos era la representación más exacta de la naturaleza. Lo que la academia de arte enseñaba debía ser superado, el arte debía ser liberado. Aquí había un paralelismo con los nazarenos alemanes que se habían reunido en torno a Overbeck. Una fuente de motivos fue la literatura, especialmente las obras de Blake, Shakespeare y el último romántico Tennyson. En su nostálgica añoranza, los prerrafaelitas buscaban un paisaje aún no contaminado por la industrialización y la estabilidad en lo puro y lo no adulterado. La Academia de las Artes se sintió ofendida por el estilo pictórico de los prerrafaelistas y los excluyó de sus salas de exposición. Los críticos despreciaron sus obras, mientras que otros artistas simpatizaron con ellas. No fue hasta el ensayo de Ruskin en The Times en 1851 cuando el estilo pictórico se convirtió en digno de un salón: los paralelismos con el estimado William Turner, así como los nuevos enfoques pictóricos, fueron ahora aclamados. Entre ellas, los colores claros y luminosos, la luz brillante, el estudio más preciso y respetuoso de la naturaleza y la representación de los detalles más pequeños. El contenido era sobre lo místico en la vida del alma, la preferencia de la verdadera pasión sobre la belleza o la elegancia. Este enfoque influyó claramente en el arte inglés; las influencias son visibles en Burne-Jones, de Morgan, Morris o Stanhope, por ejemplo.