1. El material: la primera impresión cuenta
Desde el primer contacto, notarás la diferencia: un lienzo de alta calidad se siente agradable, casi aterciopelado y natural. En cambio, los materiales baratos resultan fríos y plásticos, como si tuvieras una lona publicitaria en las manos. El olor también da pistas: los lienzos de calidad huelen neutro o apenas perceptible, mientras que las alternativas baratas suelen desprender un olor desagradable a plástico o barniz.
2. Profundidad y brillo del color: arte que permanece vivo
El auténtico Fine Art se reconoce de inmediato por sus colores vivos e intensos. Las transiciones de color son armoniosas y las sutilezas se distinguen claramente. Y así se mantienen: las impresiones artísticas de calidad conservan su luminosidad incluso después de muchos años, sin desvanecerse, aunque estén expuestas a la luz solar. Las impresiones de baja calidad, en cambio, pronto se ven apagadas, pálidas o artificialmente estridentes.
3. Resistencia a la luz: durabilidad para generaciones
No toda impresión cumple lo que promete. Las impresiones artísticas de calidad se realizan con pigmentos resistentes a la luz, por lo que los colores se mantienen sin amarillear ni desteñirse. Quien apuesta por la calidad, invierte en durabilidad. Nuestras impresiones, por ejemplo, se producen con tintas que garantizan una resistencia a la luz de hasta 200 años.
4. La impresión: el ojo percibe la verdad
Las impresiones artísticas de calidad muestran una superficie nítida y llena de detalles. Los puntos de color individuales solo se distinguen con lupa, y las capas de color se funden en un conjunto armonioso. Los puntos de impresión gruesos, las líneas visibles o un fuerte olor a barniz son señales de productos baratos y producidos en masa.
5. La ejecución: amor por el detalle
El marco también merece una segunda mirada: un bastidor de calidad está ensamblado con precisión, redondeado y se siente suave y agradable al tacto. Las versiones baratas suelen estar hechas de madera fibrosa o con bordes afilados. En los marcos decorativos, observa el acabado de las esquinas, la superficie del marco e incluso la parte trasera. Un poco de “pátina” suele ser señal de auténtico trabajo artesanal.
6. Detalles artísticos: el alma del original
Las auténticas impresiones Fine Art fascinan por sus pequeños detalles: el brillo de ciertos tonos, la fina textura del papel acuarela, el relieve perceptible del lino o del papel japonés hecho a mano. Si observas con atención y pasas suavemente los dedos por el material, sentirás las fibras, irregularidades e incluso pequeñas grietas del original, o quizá un cabello que se desprendió del pincel del artista. Estos detalles convierten una impresión artística en una verdadera experiencia.
7. Transparencia y presencia del proveedor
Un proveedor serio no se esconde: informa abiertamente sobre los materiales, los procesos de impresión y el origen de las obras. Especialmente en los lienzos, hay grandes diferencias: no dudes en solicitar una muestra o una prueba de impresión antes de hacer un pedido grande. Los proveedores serios están especializados en impresiones artísticas, dominan su oficio y no venden productos en masa junto a tazas o fundas de cojín. Fíjate en las valoraciones de la tienda y en si la producción realmente se realiza localmente o si tu pedido se envía desde Asia.