A la sombra de la metrópoli británica de Londres, en 1842, vio la luz un artista que iba a dominar la profesión de acuarelista: Thomas Matthews Rooke. Su gran talento le permitió trabajar como diseñador, apoyar a otros artistas y, finalmente, recibir el encargo nada menos que de John Ruskin para realizar dibujos arquitectónicos. Su obra y su vida reflejaron la constante simbiosis de arte y arquitectura que se expresa en cada uno de sus grabados artísticos.
John Ruskin, el eminente teórico y crítico de arte victoriano, reconoció el talento de Rooke y lo puso a su servicio en 1879. En 1887, Rooke ya recibía un salario de Ruskin, y en 1884 se encontraba pintando arquitectura italiana. El ambicioso proyecto de Ruskin pretendía documentar paisajes y edificios amenazados, para lo que contó con otros artistas como Frank Randal y media docena más.
Paralelamente, Rooke trabajó como ayudante de estudio de Edward Burne-Jones de 1868 a 1898, un trabajo que perfeccionó aún más sus habilidades y su comprensión del arte. Rooke también colaboró con Sydney Cockerell y la Sociedad para la Protección de Edificios Antiguos, y expuso su obra en la Royal Academy y la Galería Grosvenor. Destaca su contribución a Bedford Park, publicada en 1882, en la que celebraba el barrio de Bedford Park, entonces de moda.
En el terreno personal, Rooke se casó con Leonora Jane Jones. De su unión nació el grabador Noel Rooke. Las obras de Thomas Matthews Rooke, ya sean originales o impresiones artísticas de alta calidad, transmiten la esencia de su trayectoria artística y son parte integrante del patrimonio artístico británico.
A la sombra de la metrópoli británica de Londres, en 1842, vio la luz un artista que iba a dominar la profesión de acuarelista: Thomas Matthews Rooke. Su gran talento le permitió trabajar como diseñador, apoyar a otros artistas y, finalmente, recibir el encargo nada menos que de John Ruskin para realizar dibujos arquitectónicos. Su obra y su vida reflejaron la constante simbiosis de arte y arquitectura que se expresa en cada uno de sus grabados artísticos.
John Ruskin, el eminente teórico y crítico de arte victoriano, reconoció el talento de Rooke y lo puso a su servicio en 1879. En 1887, Rooke ya recibía un salario de Ruskin, y en 1884 se encontraba pintando arquitectura italiana. El ambicioso proyecto de Ruskin pretendía documentar paisajes y edificios amenazados, para lo que contó con otros artistas como Frank Randal y media docena más.
Paralelamente, Rooke trabajó como ayudante de estudio de Edward Burne-Jones de 1868 a 1898, un trabajo que perfeccionó aún más sus habilidades y su comprensión del arte. Rooke también colaboró con Sydney Cockerell y la Sociedad para la Protección de Edificios Antiguos, y expuso su obra en la Royal Academy y la Galería Grosvenor. Destaca su contribución a Bedford Park, publicada en 1882, en la que celebraba el barrio de Bedford Park, entonces de moda.
En el terreno personal, Rooke se casó con Leonora Jane Jones. De su unión nació el grabador Noel Rooke. Las obras de Thomas Matthews Rooke, ya sean originales o impresiones artísticas de alta calidad, transmiten la esencia de su trayectoria artística y son parte integrante del patrimonio artístico británico.
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