Xavier Rugiens (rugiens.fr) nació y vive en Tours. Su día a día consiste en organizar la información en la matriz. Al otro lado de la matriz, y sin ningún orden en particular, le gusta trabajar en su huerto, meditar en zazen, leer a la sombra de un cerezo, entretener a sus amigos y brindar con un viejo Chinon. Escribe poesía desde hace mucho tiempo, pero cuentos negros desde hace apenas dos años. Se considera un filósofo o un cocinero de palabras, más que un autor. Le gusta cocer a fuego lento los ingredientes del gran caldero de la ficción policíaca: lo insólito, lo empático y lo descarnado. Su escritura es jubilosa, y a veces incluso se ríe solo delante de la pantalla. Cuando le preguntan por qué escribe, responde que los "porqués" son siempre muy misteriosos y que prefiere los "cómos": se observa a sí mismo pedaleando, lo que es mucho más fácil que preguntarse por qué va en la bicicleta.rn
Xavier Rugiens (rugiens.fr) nació y vive en Tours. Su día a día consiste en organizar la información en la matriz. Al otro lado de la matriz, y sin ningún orden en particular, le gusta trabajar en su huerto, meditar en zazen, leer a la sombra de un cerezo, entretener a sus amigos y brindar con un viejo Chinon. Escribe poesía desde hace mucho tiempo, pero cuentos negros desde hace apenas dos años. Se considera un filósofo o un cocinero de palabras, más que un autor. Le gusta cocer a fuego lento los ingredientes del gran caldero de la ficción policíaca: lo insólito, lo empático y lo descarnado. Su escritura es jubilosa, y a veces incluso se ríe solo delante de la pantalla. Cuando le preguntan por qué escribe, responde que los "porqués" son siempre muy misteriosos y que prefiere los "cómos": se observa a sí mismo pedaleando, lo que es mucho más fácil que preguntarse por qué va en la bicicleta.rn
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