"Amo mi vida como artista y creo cuadros originales que espero que reflejen la alegría. Lo tengo cuando trabajo en ellos. Quiero compartir el color, la luz y la energía". Sylvia Paul es una pintora con más de 40 años de experiencia. Desde su paso por las academias de arte, la pintora ha vivido años de éxito con reconocimiento internacional. Años que han influido en su obra y la han sometido a una dinámica creativa. Tal y como desearía la artista, el espectador percibe su perdurable amor por la naturaleza y los paisajes únicos de Inglaterra. Cuando Sylvia Paul sale de su estudio en el jardín de Essex, la pintora se adentra en el reino de su inspiración. El jardín en flor, los paisajes verdes y la luz que permite que los colores naturales brillen. A Sylvia le encantan las naturalezas muertas florales, ya que le dan la oportunidad de utilizar una paleta de colores casi infinita y de reunir una y otra vez los matices más diversos. Las naturalezas muertas y los paisajes del artista parecen familiares y dan la impresión de haber visto exactamente este florecimiento en algún lugar antes. Consigue que el pintor parta de un encuentro cotidiano para elaborar la magia de lo especial.
La pintura contemporánea da al artista individual la mayor libertad posible para su propio desarrollo. El arte actual es dinámico y cambiante. El mundo ha experimentado una nueva diversidad cultural y el arte se nutre de la combinación de materiales, conceptos y temas. Al primer vistazo fugaz a la obra de Sylvia Paul, se sugiere la idea de la pintura impresionista. La luz y las pinceladas fugaces con las que capta el claro florido y los prados de verano recuerdan a Van Gogh. La pintura al óleo, de textura pastosa, está aplicada con generosidad, insinuando la emotividad infundida durante el proceso pictórico. Si se observa con atención, se puede apreciar los finos papeles y los papeles cuidadosamente seleccionados que Sylvia Paul utiliza para sus collages. Son papeles hechos a mano en Japón, viejas postales y revistas, que se transforman en elementos de paisaje. Sylvia Paul inventa historias pictóricas para los papeles, que elabora alrededor de los elementos de papel con pintura acrílica y óleos. Un trozo de papel se convierte en un vestido cuya portadora pasea por la ciudad. Construye casas de papel y dota a la pintura de paisajes de una intensa expresividad.
Sylvia Paul comparte una sutil cercanía con Japón. La artista ha expuesto sus obras varias veces en el país asiático y lo ha descubierto gracias a los viajes. Ella misma dice que esta experiencia le causó una impresión duradera. Su pintura se ha vuelto cada vez más abstracta después del viaje. Los cuadros de Sylvia están llenos de movimiento, colores y una textura expresiva. A día de hoy, a la artista le encanta desafiar su creatividad y desarrollarla constantemente.
"Amo mi vida como artista y creo cuadros originales que espero que reflejen la alegría. Lo tengo cuando trabajo en ellos. Quiero compartir el color, la luz y la energía". Sylvia Paul es una pintora con más de 40 años de experiencia. Desde su paso por las academias de arte, la pintora ha vivido años de éxito con reconocimiento internacional. Años que han influido en su obra y la han sometido a una dinámica creativa. Tal y como desearía la artista, el espectador percibe su perdurable amor por la naturaleza y los paisajes únicos de Inglaterra. Cuando Sylvia Paul sale de su estudio en el jardín de Essex, la pintora se adentra en el reino de su inspiración. El jardín en flor, los paisajes verdes y la luz que permite que los colores naturales brillen. A Sylvia le encantan las naturalezas muertas florales, ya que le dan la oportunidad de utilizar una paleta de colores casi infinita y de reunir una y otra vez los matices más diversos. Las naturalezas muertas y los paisajes del artista parecen familiares y dan la impresión de haber visto exactamente este florecimiento en algún lugar antes. Consigue que el pintor parta de un encuentro cotidiano para elaborar la magia de lo especial.
La pintura contemporánea da al artista individual la mayor libertad posible para su propio desarrollo. El arte actual es dinámico y cambiante. El mundo ha experimentado una nueva diversidad cultural y el arte se nutre de la combinación de materiales, conceptos y temas. Al primer vistazo fugaz a la obra de Sylvia Paul, se sugiere la idea de la pintura impresionista. La luz y las pinceladas fugaces con las que capta el claro florido y los prados de verano recuerdan a Van Gogh. La pintura al óleo, de textura pastosa, está aplicada con generosidad, insinuando la emotividad infundida durante el proceso pictórico. Si se observa con atención, se puede apreciar los finos papeles y los papeles cuidadosamente seleccionados que Sylvia Paul utiliza para sus collages. Son papeles hechos a mano en Japón, viejas postales y revistas, que se transforman en elementos de paisaje. Sylvia Paul inventa historias pictóricas para los papeles, que elabora alrededor de los elementos de papel con pintura acrílica y óleos. Un trozo de papel se convierte en un vestido cuya portadora pasea por la ciudad. Construye casas de papel y dota a la pintura de paisajes de una intensa expresividad.
Sylvia Paul comparte una sutil cercanía con Japón. La artista ha expuesto sus obras varias veces en el país asiático y lo ha descubierto gracias a los viajes. Ella misma dice que esta experiencia le causó una impresión duradera. Su pintura se ha vuelto cada vez más abstracta después del viaje. Los cuadros de Sylvia están llenos de movimiento, colores y una textura expresiva. A día de hoy, a la artista le encanta desafiar su creatividad y desarrollarla constantemente.
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