La vida del notable pintor de género Petrus van Schendel comenzó en medio del paisaje histórico de los Países Bajos y Bélgica. Nacido en 1806, llevó al lienzo una sinfonía de luz y oscuridad hasta 1870. Van Schendel encontró su vocación en la pintura romántica, especializándose en escenas nocturnas que brillaban a la suave luz de las velas o de las lámparas. Fue esta maestría la que le valió el apodo de "Monsieur Chandelle" e hizo inconfundibles sus obras de arte, hoy reproducidas como grabados artísticos.
Van Schendel tuvo una vida tan variada como sus obras artísticas. Su trayectoria comenzó en la Real Academia de Bellas Artes de Amberes, donde empezó a estudiar por recomendación de un amigo de la familia. Bajo la tutela del pintor de historia Mattheus Ignatius van Bree, desarrolló sus habilidades y llegó a obtener una medalla de oro por "Perspectiva". Tras su carrera académica, van Schendel se estableció en varias ciudades y perfeccionó sus habilidades como retratista. Ya fuera en Breda, Ámsterdam, Rotterdam o La Haya, en todas partes dejó su impronta artística y participó en numerosas exposiciones y salones. En 1845, van Schendel echó raíces en Bruselas. Su estudio es testimonio de su singular enfoque: estaba dividido en una habitación bien iluminada donde pintaba y otra oscura donde posaban sus modelos. Su reconocimiento y éxito fueron en aumento; las medallas en exposiciones en París y Londres así lo atestiguaban. El rey Leopoldo I se encontraba entre los coleccionistas de sus obras, y sus aportaciones al arte también quedaron registradas en forma de libros de texto sobre perspectiva y mímica.
Los magistrales grabados artísticos de Petrus van Schendel nos invitan a sumergirnos en el suave resplandor de sus escenas nocturnas, que abarcan desde motivos bíblicos hasta paisajes y retratos tradicionales. Sus experimentos con la iluminación mediante lámparas de arco eléctrico dan fe de su curiosidad y su deseo de ampliar los límites de la expresión pictórica. Además de artista, fue inventor. Su interés por la mecánica de las máquinas de vapor le llevó a patentar un dispositivo para mejorar las palas de los buques de vapor, y desarrolló enfoques innovadores para la recuperación de los páramos de De Kempen. A pesar de todos sus logros artísticos y técnicos, era un hombre sencillo con una rica vida familiar que se casó tres veces y tuvo quince hijos. La asombrosa capacidad de Van Schendel para captar la luz en sus obras y su innovación perduran en las impresiones artísticas de alta calidad que hoy reproducimos y apreciamos. Su arte es un recordatorio vivo de cómo un solo artista puede capturar la luz del mundo e inmortalizarla en una obra de arte.
La vida del notable pintor de género Petrus van Schendel comenzó en medio del paisaje histórico de los Países Bajos y Bélgica. Nacido en 1806, llevó al lienzo una sinfonía de luz y oscuridad hasta 1870. Van Schendel encontró su vocación en la pintura romántica, especializándose en escenas nocturnas que brillaban a la suave luz de las velas o de las lámparas. Fue esta maestría la que le valió el apodo de "Monsieur Chandelle" e hizo inconfundibles sus obras de arte, hoy reproducidas como grabados artísticos.
Van Schendel tuvo una vida tan variada como sus obras artísticas. Su trayectoria comenzó en la Real Academia de Bellas Artes de Amberes, donde empezó a estudiar por recomendación de un amigo de la familia. Bajo la tutela del pintor de historia Mattheus Ignatius van Bree, desarrolló sus habilidades y llegó a obtener una medalla de oro por "Perspectiva". Tras su carrera académica, van Schendel se estableció en varias ciudades y perfeccionó sus habilidades como retratista. Ya fuera en Breda, Ámsterdam, Rotterdam o La Haya, en todas partes dejó su impronta artística y participó en numerosas exposiciones y salones. En 1845, van Schendel echó raíces en Bruselas. Su estudio es testimonio de su singular enfoque: estaba dividido en una habitación bien iluminada donde pintaba y otra oscura donde posaban sus modelos. Su reconocimiento y éxito fueron en aumento; las medallas en exposiciones en París y Londres así lo atestiguaban. El rey Leopoldo I se encontraba entre los coleccionistas de sus obras, y sus aportaciones al arte también quedaron registradas en forma de libros de texto sobre perspectiva y mímica.
Los magistrales grabados artísticos de Petrus van Schendel nos invitan a sumergirnos en el suave resplandor de sus escenas nocturnas, que abarcan desde motivos bíblicos hasta paisajes y retratos tradicionales. Sus experimentos con la iluminación mediante lámparas de arco eléctrico dan fe de su curiosidad y su deseo de ampliar los límites de la expresión pictórica. Además de artista, fue inventor. Su interés por la mecánica de las máquinas de vapor le llevó a patentar un dispositivo para mejorar las palas de los buques de vapor, y desarrolló enfoques innovadores para la recuperación de los páramos de De Kempen. A pesar de todos sus logros artísticos y técnicos, era un hombre sencillo con una rica vida familiar que se casó tres veces y tuvo quince hijos. La asombrosa capacidad de Van Schendel para captar la luz en sus obras y su innovación perduran en las impresiones artísticas de alta calidad que hoy reproducimos y apreciamos. Su arte es un recordatorio vivo de cómo un solo artista puede capturar la luz del mundo e inmortalizarla en una obra de arte.
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