En las animadas calles de París durante la Belle Époque, un artista llamado André-Jacques Marie Videcoq-Wély, más conocido como Jacques Wély, lanzó su hechizo. Nacido el 21 de mayo de 1873 en el distrito 19 de París, este pintor, dibujante e ilustrador francés fue un talento indispensable de la época.
Los inicios de su periplo artístico llevaron a Wély a China, donde se aventuró en una carrera comercial. Pero fue en París donde floreció su verdadero talento. En 1896 firmó sus primeros dibujos y poco después se asoció con Edmond Vernier, artista conocido por el seudónimo de "Dola". Juntos crearon ilustraciones para folletos de opereta como "Madola", que se imprimían en su propio taller de litografía. En los años siguientes, bajo el seudónimo de "Jacques Wély", diseñó numerosas impresiones artísticas de portadas musicales para editoriales parisinas de renombre, como Enoch. Pero su pasión no se detuvo en la ilustración; las pinceladas de sus cuadros eran a la vez humorísticas y tiernas, con sus representaciones de mujeres y ocasionales bodegones a menudo en línea con el postimpresionismo.
Las grandes editoriales y casas de revistas, como Rouff, Albin Michel, Jules Tallandier y Pierre Lafitte, pronto se fijaron en el talento de Wély, que se convirtió en un dibujante indispensable. Pero a pesar de su éxito y de su creciente popularidad, la vida de Wély fue trágicamente corta. En 1908 abrió un nuevo estudio en Montfort-l'Amaury, pero sólo dos años más tarde, el 18 de junio de 1910, sucumbió a la tuberculosis en su casa de Meudon. A pesar de su prematura desaparición, Wély dejó un legado de grabados y obras que consolidaron su presencia y talento en el mundo del arte de la Belle Époque.
En las animadas calles de París durante la Belle Époque, un artista llamado André-Jacques Marie Videcoq-Wély, más conocido como Jacques Wély, lanzó su hechizo. Nacido el 21 de mayo de 1873 en el distrito 19 de París, este pintor, dibujante e ilustrador francés fue un talento indispensable de la época.
Los inicios de su periplo artístico llevaron a Wély a China, donde se aventuró en una carrera comercial. Pero fue en París donde floreció su verdadero talento. En 1896 firmó sus primeros dibujos y poco después se asoció con Edmond Vernier, artista conocido por el seudónimo de "Dola". Juntos crearon ilustraciones para folletos de opereta como "Madola", que se imprimían en su propio taller de litografía. En los años siguientes, bajo el seudónimo de "Jacques Wély", diseñó numerosas impresiones artísticas de portadas musicales para editoriales parisinas de renombre, como Enoch. Pero su pasión no se detuvo en la ilustración; las pinceladas de sus cuadros eran a la vez humorísticas y tiernas, con sus representaciones de mujeres y ocasionales bodegones a menudo en línea con el postimpresionismo.
Las grandes editoriales y casas de revistas, como Rouff, Albin Michel, Jules Tallandier y Pierre Lafitte, pronto se fijaron en el talento de Wély, que se convirtió en un dibujante indispensable. Pero a pesar de su éxito y de su creciente popularidad, la vida de Wély fue trágicamente corta. En 1908 abrió un nuevo estudio en Montfort-l'Amaury, pero sólo dos años más tarde, el 18 de junio de 1910, sucumbió a la tuberculosis en su casa de Meudon. A pesar de su prematura desaparición, Wély dejó un legado de grabados y obras que consolidaron su presencia y talento en el mundo del arte de la Belle Époque.
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