Cornelis van Poelenburgh | |
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Nombres alternativos | Cornelis van Poelenburch , Cornelis van Poelenburch , Cornelius van Poelenburgh |
Género | Männlich |
Nacido | 26 de enero de 1594 (Utrecht, NL) |
Fallecido | 12 de marzo de 1667 (Utrecht, NL) |
Nacionalidad | Países Bajos |
Épocas | Barroco |
Medio | Óleo sobre madera, óleo sobre cobre |
Género | pintura de paisajes, pintura mitológica |
Influenciado por | Adam Elsheimer |
Influencia en | Jan Both, Herman Saftleven |
Wikipedia |
Cornelis van Poelenburgh
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Cornelis van Poelenburgh es reconocido como una de las principales figuras de la pintura barroca holandesa, célebre por sus paisajes meticulosamente elaborados y sus escenas mitológicas que dieron forma a la imagen artística de su época. Nacido en Utrecht, pasó un periodo formativo de su carrera artística en Italia, particularmente en Roma, donde se asoció con el grupo conocido como los Bamboccianti. Aunque este grupo era famoso por sus representaciones realistas de la vida cotidiana italiana, la obra de Poelenburgh destaca por su distintiva ligereza y elegancia, más evidente en sus paisajes idealizados con ruinas antiguas y figuras gráciles. Sus cuadros se caracterizan por una cálida luz meridional, sello distintivo de la pintura italiana, que Poelenburgh combinó con la atención al detalle de los holandeses. Las composiciones a menudo se asemejan a escenografías, donde figuras mitológicas o bíblicas se incrustan en una naturaleza arcádica. El sutil uso que Poelenburgh hace de la luz y la sombra confiere a sus obras una atmósfera poética que transporta al espectador a otro mundo. Durante su vida, su arte fue muy apreciado, como demuestran los numerosos encargos de la nobleza y coleccionistas de los Países Bajos e Inglaterra. Incluso después de su regreso a Utrecht, siguió siendo un artista codiciado e influyó en toda una generación de pintores jóvenes que compartían su pasión por los paisajes italianizantes. La obra de Poelenburgh ejemplifica el intercambio cultural entre el norte y el sur de Europa en el siglo XVII, demostrando cómo los artistas absorbían y desarrollaban nuevos impulsos a través de los viajes y los contactos. En la actualidad, sus cuadros se encuentran en los principales museos de todo el mundo, como testimonio de la fascinación que sigue ejerciendo la fusión de la naturaleza, el mito y la perfección pictórica.
Cornelis van Poelenburgh es reconocido como una de las principales figuras de la pintura barroca holandesa, célebre por sus paisajes meticulosamente elaborados y sus escenas mitológicas que dieron forma a la imagen artística de su época. Nacido en Utrecht, pasó un periodo formativo de su carrera artística en Italia, particularmente en Roma, donde se asoció con el grupo conocido como los Bamboccianti. Aunque este grupo era famoso por sus representaciones realistas de la vida cotidiana italiana, la obra de Poelenburgh destaca por su distintiva ligereza y elegancia, más evidente en sus paisajes idealizados con ruinas antiguas y figuras gráciles. Sus cuadros se caracterizan por una cálida luz meridional, sello distintivo de la pintura italiana, que Poelenburgh combinó con la atención al detalle de los holandeses. Las composiciones a menudo se asemejan a escenografías, donde figuras mitológicas o bíblicas se incrustan en una naturaleza arcádica. El sutil uso que Poelenburgh hace de la luz y la sombra confiere a sus obras una atmósfera poética que transporta al espectador a otro mundo. Durante su vida, su arte fue muy apreciado, como demuestran los numerosos encargos de la nobleza y coleccionistas de los Países Bajos e Inglaterra. Incluso después de su regreso a Utrecht, siguió siendo un artista codiciado e influyó en toda una generación de pintores jóvenes que compartían su pasión por los paisajes italianizantes. La obra de Poelenburgh ejemplifica el intercambio cultural entre el norte y el sur de Europa en el siglo XVII, demostrando cómo los artistas absorbían y desarrollaban nuevos impulsos a través de los viajes y los contactos. En la actualidad, sus cuadros se encuentran en los principales museos de todo el mundo, como testimonio de la fascinación que sigue ejerciendo la fusión de la naturaleza, el mito y la perfección pictórica.
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