Enclavado en la vívida mezcla de belleza y rudeza del Oeste americano, Charles Marion Russell, nacido el 19 de marzo de 1864 en Oak Hill, San Luis (Misuri), encontró su vocación. Todos los rincones del inexplorado Oeste quedaron reflejados en las polifacéticas obras de este artista único, que también fue escultor, ilustrador y escritor. La pasión y el detalle con que Russell retrató el Oeste americano le convirtieron, junto con Frederic Remington, en uno de los artistas estadounidenses más influyentes de su época. Cada una de sus pinceladas artísticas, que se encuentran en más de 4.000 pinturas y esculturas, se pueden experimentar hoy en día como impresiones artísticas de alta calidad. En los primeros años de su vida, repletos de modelados con cera de abeja y apasionadas clases de dibujo, el talento innato de Russell ya era evidente. Su madre, artista de talento, se convirtió en su primera inspiración, mientras que su rendimiento escolar destacaba por su pasión por el arte más que por su brillantez académica. A los 16 años, se trasladó al territorio de Montana y cumplió su sueño de convertirse en vaquero. Fue aquí, en las escarpadas tierras salvajes, donde se hizo famoso entre los vaqueros no por sus habilidades como jinete o lazador, sino por sus notables dibujos y pinturas, donde Russell desarrolló plenamente su arte.
El Salvaje Oeste, con sus majestuosos paisajes, sus aspirantes a vaqueros y sus orgullosos nativos americanos, fue la eterna fuente de inspiración de Russell. Cabe destacar especialmente su representación del frío invierno de 1886/1887 en Montana con el cuadro "Waiting for a Chinook" (Esperando a un Chinook), que es ahora una de las obras más conocidas del artista y cuelga de muchas paredes como fascinante impresión artística. Este cuadro de un joven buey hambriento y congelado rodeado de lobos fue creado en los momentos de paz entre el duro trabajo de un vaquero. Pero Russell no sólo era pintor y vaquero, también era escritor. En sus libros, publicados entre 1921 y 1927, tejió historias del salvaje Oeste, de las aventuras de los vaqueros y la majestuosidad de los nativos americanos. Sus personajes eran tan vívidos y auténticos como las personas que inmortalizaba en sus cuadros. Sus narraciones, al igual que sus cuadros, transmitían la vida, el amor y el sufrimiento que caracterizaban al Oeste. Todas estas facetas de Russell hacen de sus grabados no sólo tesoros artísticos, sino también testimonios históricos del Oeste americano. Russell nos legó no sólo una impresionante obra pictórica e historias, sino también la creencia en la inspiración infinita que se puede encontrar en los paisajes inexplorados del Oeste. Cada una de sus obras es una ventana a una época pasada, que nos permite sentir el aliento del Salvaje Oeste. Como impresiones artísticas perfectamente reproducidas, nos permiten admirar cada pincelada y cada detalle de la inconfundible obra de Russell mientras experimentamos la belleza sin límites del Oeste americano.
Enclavado en la vívida mezcla de belleza y rudeza del Oeste americano, Charles Marion Russell, nacido el 19 de marzo de 1864 en Oak Hill, San Luis (Misuri), encontró su vocación. Todos los rincones del inexplorado Oeste quedaron reflejados en las polifacéticas obras de este artista único, que también fue escultor, ilustrador y escritor. La pasión y el detalle con que Russell retrató el Oeste americano le convirtieron, junto con Frederic Remington, en uno de los artistas estadounidenses más influyentes de su época. Cada una de sus pinceladas artísticas, que se encuentran en más de 4.000 pinturas y esculturas, se pueden experimentar hoy en día como impresiones artísticas de alta calidad. En los primeros años de su vida, repletos de modelados con cera de abeja y apasionadas clases de dibujo, el talento innato de Russell ya era evidente. Su madre, artista de talento, se convirtió en su primera inspiración, mientras que su rendimiento escolar destacaba por su pasión por el arte más que por su brillantez académica. A los 16 años, se trasladó al territorio de Montana y cumplió su sueño de convertirse en vaquero. Fue aquí, en las escarpadas tierras salvajes, donde se hizo famoso entre los vaqueros no por sus habilidades como jinete o lazador, sino por sus notables dibujos y pinturas, donde Russell desarrolló plenamente su arte.
El Salvaje Oeste, con sus majestuosos paisajes, sus aspirantes a vaqueros y sus orgullosos nativos americanos, fue la eterna fuente de inspiración de Russell. Cabe destacar especialmente su representación del frío invierno de 1886/1887 en Montana con el cuadro "Waiting for a Chinook" (Esperando a un Chinook), que es ahora una de las obras más conocidas del artista y cuelga de muchas paredes como fascinante impresión artística. Este cuadro de un joven buey hambriento y congelado rodeado de lobos fue creado en los momentos de paz entre el duro trabajo de un vaquero. Pero Russell no sólo era pintor y vaquero, también era escritor. En sus libros, publicados entre 1921 y 1927, tejió historias del salvaje Oeste, de las aventuras de los vaqueros y la majestuosidad de los nativos americanos. Sus personajes eran tan vívidos y auténticos como las personas que inmortalizaba en sus cuadros. Sus narraciones, al igual que sus cuadros, transmitían la vida, el amor y el sufrimiento que caracterizaban al Oeste. Todas estas facetas de Russell hacen de sus grabados no sólo tesoros artísticos, sino también testimonios históricos del Oeste americano. Russell nos legó no sólo una impresionante obra pictórica e historias, sino también la creencia en la inspiración infinita que se puede encontrar en los paisajes inexplorados del Oeste. Cada una de sus obras es una ventana a una época pasada, que nos permite sentir el aliento del Salvaje Oeste. Como impresiones artísticas perfectamente reproducidas, nos permiten admirar cada pincelada y cada detalle de la inconfundible obra de Russell mientras experimentamos la belleza sin límites del Oeste americano.
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