Gentile Bellini, maestro pintor y medallista veneciano cuya vida se extendió desde el año en que comenzó en 1429 hasta su último suspiro, el 23 de febrero de 1507, dejó un sello incomparable en el mundo del arte. Gentile, vástago mayor del renombrado Jacopo Bellini, manifestó por primera vez su identidad artística a través de un retrato de la Madonna en 1460, que mostraba las características estilísticas de su padre en todo su esplendor. Fue también en esta época cuando fue elegido junto con su hermano para prestar asistencia paterna en la creación de un altar en Padua. Dos años después de esta consagración artística, en 1466, Gentile recibió el encargo de la Scuola di San Marco, una cofradía, de decorar con su precisión artística las puertas de su órgano. Una tarea cuyos resultados han llegado hasta nuestros días y reflejan de manera impresionante la estética rigurosamente sencilla que se configuró en la escuela paduana de Francesco Squarcione y Andrea Mantegna. Ese mismo año, también se le encargó el diseño de dos temas del Éxodo para el Gran Salón de la Sociedad, que se consideró nada menos que una imitación de las obras de su padre.
A partir de 1474, la reputación de Gentile en su Venecia natal no dejó de aumentar, como demuestra el encargo del Senado de restaurar y renovar una serie de pinturas murales que habían resultado dañadas por la humedad. Estas pinturas, que mostraban de forma impresionante la historia veneciana, adornaron las paredes de la Gran Cámara del Consejo en el Palacio Ducal y siguen siendo hoy un impresionante testimonio de su arte. El siguiente giro importante en la vida y la carrera de Gentile se produjo cuando fue llamado por el Imperio Otomano. El sultán Mehmed II, que valoraba las habilidades venecianas, envió un emisario a Venecia solicitando los servicios de un pintor destacado para su corte. Gentile Bellini, convencido de la excelencia de su obra, fue elegido para esta prestigiosa tarea. Durante su estancia en el Imperio Otomano, realizó obras impresionantes, entre ellas un animado cuadro que representa la recepción de un embajador en la ciudad y un encantador retrato en acuarela de un escriba. Estas obras, cuyas reproducciones están ahora disponibles como impresiones artísticas de alta calidad, se presentan como fascinantes destellos de una época y una cultura pasadas.
A su regreso a Venecia, Gentile continuó su trabajo en el Palacio Ducal y completó el encargo de una extensa serie de frescos que ilustraban la implicación de Venecia en la disputa entre el papado y el emperador Federico Barbarroja. Estas obras, destinadas a resistir el clima húmedo de Venecia, se ejecutaron sobre lienzo y probablemente al óleo. Sin embargo, se perdieron en un incendio en 1577. Los últimos años de la vida de Gentile estuvieron marcados por la creación de pinturas relacionadas con la famosa reliquia de la Scuola de San Giovanni Evangelista, un supuesto fragmento de la Santa Cruz. La última gran obra, La predica di S. Marco ad Alessandria, sólo fue completada póstumamente por su hermano Giovanni. Cada obra de Gentile Bellini es un viaje mágico a través del tiempo y de la historia, enriquecido por una mano maestra y un estilo inconfundible. Y hoy están disponibles como impresiones artísticas de alta calidad que le permiten experimentar una parte de este extraordinario patrimonio artístico en sus propias cuatro paredes.
Gentile Bellini, maestro pintor y medallista veneciano cuya vida se extendió desde el año en que comenzó en 1429 hasta su último suspiro, el 23 de febrero de 1507, dejó un sello incomparable en el mundo del arte. Gentile, vástago mayor del renombrado Jacopo Bellini, manifestó por primera vez su identidad artística a través de un retrato de la Madonna en 1460, que mostraba las características estilísticas de su padre en todo su esplendor. Fue también en esta época cuando fue elegido junto con su hermano para prestar asistencia paterna en la creación de un altar en Padua. Dos años después de esta consagración artística, en 1466, Gentile recibió el encargo de la Scuola di San Marco, una cofradía, de decorar con su precisión artística las puertas de su órgano. Una tarea cuyos resultados han llegado hasta nuestros días y reflejan de manera impresionante la estética rigurosamente sencilla que se configuró en la escuela paduana de Francesco Squarcione y Andrea Mantegna. Ese mismo año, también se le encargó el diseño de dos temas del Éxodo para el Gran Salón de la Sociedad, que se consideró nada menos que una imitación de las obras de su padre.
A partir de 1474, la reputación de Gentile en su Venecia natal no dejó de aumentar, como demuestra el encargo del Senado de restaurar y renovar una serie de pinturas murales que habían resultado dañadas por la humedad. Estas pinturas, que mostraban de forma impresionante la historia veneciana, adornaron las paredes de la Gran Cámara del Consejo en el Palacio Ducal y siguen siendo hoy un impresionante testimonio de su arte. El siguiente giro importante en la vida y la carrera de Gentile se produjo cuando fue llamado por el Imperio Otomano. El sultán Mehmed II, que valoraba las habilidades venecianas, envió un emisario a Venecia solicitando los servicios de un pintor destacado para su corte. Gentile Bellini, convencido de la excelencia de su obra, fue elegido para esta prestigiosa tarea. Durante su estancia en el Imperio Otomano, realizó obras impresionantes, entre ellas un animado cuadro que representa la recepción de un embajador en la ciudad y un encantador retrato en acuarela de un escriba. Estas obras, cuyas reproducciones están ahora disponibles como impresiones artísticas de alta calidad, se presentan como fascinantes destellos de una época y una cultura pasadas.
A su regreso a Venecia, Gentile continuó su trabajo en el Palacio Ducal y completó el encargo de una extensa serie de frescos que ilustraban la implicación de Venecia en la disputa entre el papado y el emperador Federico Barbarroja. Estas obras, destinadas a resistir el clima húmedo de Venecia, se ejecutaron sobre lienzo y probablemente al óleo. Sin embargo, se perdieron en un incendio en 1577. Los últimos años de la vida de Gentile estuvieron marcados por la creación de pinturas relacionadas con la famosa reliquia de la Scuola de San Giovanni Evangelista, un supuesto fragmento de la Santa Cruz. La última gran obra, La predica di S. Marco ad Alessandria, sólo fue completada póstumamente por su hermano Giovanni. Cada obra de Gentile Bellini es un viaje mágico a través del tiempo y de la historia, enriquecido por una mano maestra y un estilo inconfundible. Y hoy están disponibles como impresiones artísticas de alta calidad que le permiten experimentar una parte de este extraordinario patrimonio artístico en sus propias cuatro paredes.
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