El arte de la Edad Media, que sustituyó a la Antigüedad en el siglo V, se caracteriza por las coloridas representaciones de motivos religiosos. El arte medieval floreció por primera vez durante el reinado del emperador Carlomagno: El "Renacimiento carolingio" produjo valiosas iluminaciones como el "Manuscrito Ada" y los "Evangelios de la Coronación". Durante el periodo románico, entre los siglos X y XII, muchos edificios sagrados se decoraron con impresionantes pinturas murales y en el techo. La influencia de la pintura de iconos bizantina se deja sentir en el periodo gótico hasta el siglo XV, en el que los motivos profanos adquieren cada vez más protagonismo junto a las representaciones religiosas.

Firmar los cuadros no era habitual en aquella época, ya que los pintores se consideraban más artesanos que artistas. Por ello, muchas obras de arte no pueden atribuirse a un autor. Sólo a partir de la Baja Edad Media han llegado hasta nosotros los nombres de algunos maestros que se consideran pioneros de los estilos modernos: En el siglo XIV, Giotto di Bondone introdujo la pintura en perspectiva, inaugurando así el Renacimiento italiano. Entre sus principales obras se encuentra el ciclo de frescos con representaciones del Nuevo Testamento en la Capilla Scrovegni de Padua, del que Miguel Ángel recibió una importante influencia. La representación naturalista caracteriza las obras del pintor flamenco Jan van Eyck, que es uno de los representantes más conocidos de la pintura de los primeros Países Bajos; su creación más famosa es el Altar de Gante de la Catedral de San Bavón.