A partir de la "sección áurea" y el desarrollo de la representación en perspectiva del espacio en la Antigüedad y el Renacimiento, los artistas tuvieron en cuenta las leyes geométricas para fijar las proporciones en relaciones uniformes. La geometría también abrió la posibilidad de dar a sus obras una nueva dimensión de profundidad espacial.

Cuando el arte moderno abandonó la tarea de imitar miméticamente los objetos del mundo exterior y se propuso, en cambio, representar su esencia en la experiencia sensual, la geometría conservó su importancia.

A principios del siglo XX, el cubismo disolvió las convenciones de la forma y el espacio. Los medios creativos para estructurar las dos dimensiones del lienzo se redujeron deliberadamente a formas geométricas muy simplificadas, como planos anidados, estructuras cuadriculadas o líneas de grosor variable.

Piet Mondrian (1872-1944) desarrolló su propio lenguaje geométrico abstracto con sus "Composiciones" de 1915. Las líneas negras dividen sus obras en zonas, que sólo se ponderan de forma diferente mediante el uso de los colores primarios amarillo, rojo y azul. Theo van Doesburg (1883-1931) y los miembros del grupo de Stijl partían de la base de que la geometría era una especie de lenguaje universal que subyace a toda experiencia y a todo objeto. Así, todas las experiencias sensuales podían encontrar su correspondencia en formas puramente geométricas.

El artista vanguardista ruso Kazimir Malevich (1878-1935) redujo sus obras como "Cuadrado negro" o "Cruz negra" a formas geométricas elementales para poder mostrar el absoluto de una "cuarta dimensión".

El artista británico Peter McClure expresa su fascinación por la geometría como fuerza ordenadora del universo en obras como "Overlay"(1982) y "Linkage"(2008). El artista ruso Alex Caminker crea arte contemporáneo digitalizado basado en principios geométricos.